En este apartado se pretende ofrecer aquellas cuestiones que guardan relación con el concepto de ocio, entendiendo este como un tipo de actividad propuesta y llevada a cabo desde la animación sociocomunitaria. Con el objetivo de ocupar el tiempo libre de las personas, se ofrecen actividades que ayuden al desarrollo de uno mismo como persona y de manera integral. De esta forma, se analizará no solo el concepto de ocio, sino también el de tiempo libre, por estar interrelacionado con las características y las funciones del ocio que más adelante se desarrollarán de igual modo.
Ocio y Tiempo Libre
Cuando hablamos del concepto de ocio, lo hacemos entendiéndolo como un tipo de actividad que es propuesta y llevada a cabo desde la ASC, la cual, es adaptada a las necesidades de la comunidad e interrelacionada con otros tipos de actividades de formación o de aprendizaje, como el aprendizaje servicio, por ejemplo. Este, según Roser Battle, supone un método para unir el compromiso social con el aprendizaje de conocimientos, habilidades, actitudes y valores, aprendiendo a ser competentes mientras se es útil para los demás.
Siguiendo con el concepto de ocio, es importante destacar que supone una experiencia integral de la personal y un derecho humano fundamental, influyendo en él, tanto la experiencia personal, como el entorno social. Esa experiencia integral por lo tanto, ofrece la oportunidad de tener y compartir espacios de experiencias de todo tipo y de maduración y tiempo para uno mismo, espacios para relacionarse con la comunidad, para la adecuada toma de decisiones, para el autocontrol y para el desarrollo personal.
Según Hernández Mendo (2000), el ocio se conforma como una actitud o un comportamiento, que surge durante el tiempo libre de las personas, en donde prima el modo de llevarlo a cabo independientemente de la actividad que se esté realizando. Ese modo, hace especial referencia a la ocupación libremente elegida y realizada, satisfaciendo a la persona que lleva a cabo actividades relacionadas con necesidades sobre el saber, obrar, o expresarse libremente (pág. 3).
En este sentido, es interesante ofrecer también la definición de tiempo libre, entendiendo este como un tipo de tiempo que no se dedica al trabajo ni a obligaciones biológicas, familiares o sociales, sino al desarrollo integral de uno mismo. Asimismo, Hernández Mendo (2000), reafirma la importancia de tener tiempo libre como medio de prevención de algunos males como la depresión, la soledad o el aislamiento, previniendo también la derivación de estos problemas a otros como el alcoholismo, la drogadicción, las enfermedades crónicas, sedentarismo, etc. De esta forma, el tiempo libre es hoy en día una reivindicación de todas las clases sociales y de todos los grupos de edad, suponiendo también un reclamo que la sociedad hace al estado y al gobierno para que estos garanticen el tiempo y los recursos adicionales suficientes para el desarrollo integral del cuerpo, la mente y el espíritu (pág. 15).
Característica y funciones del Ocio
En lo referente a las características del ocio, según Babín (2007), se destacan principalmente dos (pág.9):
- Por un lado, la voluntariedad, ya que es el individuo quien debe de elegir libremente el tipo, modo, tiempo, etc. del ocio que quiere llevar a cabo.
- Por otro lado, nos encontramos con que el ocio ofrece la capacidad, tanto para producir en la persona vivencias placenteras, creativas, constructivas y recuperadoras, como para potenciar el desarrollo de la autonomía y una actitud positiva hacia la vida y uno/a mismo/a.
Todo desarrollo se caracteriza por incluir en él una experiencia con su propio inicio, desarrollo y final. De esta forma, dicha experiencias se hace plena cuando conseguimos proyectarnos en él, cuándo lo deseamos y cuándo lo recordamos.
Por otro lado, según la Universidad de Deusto, Máster de gestión y ocio (2016), en todo ocio la referencia es la persona que lo experimenta, primando la libertad individual en la toma de decisiones, y permitiendo la expresión de emociones, deseos y gustos. Asimismo, debe ser una experiencia que integre los valores y modos de vida de las personas, suponiendo un espacio de desarrollo de los mismos, y en donde se interrelacionan con otros de diversas dimensiones. El ocio, se caracteriza por ser una experiencia opuesta a la rutina y al trabajo como deber u obligación, teniendo en cuenta el presente, el pasado y el futuro de una persona. Para ello, se requiere de una capacitación concreta, es decir, una preparación y un esfuerzo continuo que permite superar cualquier tipo de improviso, la vivencia del mismo según diferentes niveles de intensidad y el conocimiento interdisciplinar. Por último, se destaca el hecho de que el ocio se entiende dentro del ámbito del desarrollo humano por potenciar la creatividad, la solidaridad y la participación activa, además de originar un desarrollo personal en todos los sentidos.
En lo que respecta a las funciones del ocio, se ofrecerá una selección de las mismas basadas en Babín (2007), en donde se incluye en primer lugar, el fomento del desarrollo de la autonomía, de la capacidad de decidir y de elegir. Asimismo, el ocio ofrece a la persona la oportunidad de desarrollar habilidades sociales y de madurar como persona. Al mismo tiempo, fomenta la creatividad, y la apertura hacia nuevos intereses y actividades permitiendo desarrollar capacidades que no son usadas de forma cotidiana, despertando la capacidad de disfrute lúdico y favoreciendo el desarrollo de la autoestima y la seguridad en uno/a mismo/a. Además de lo anterior, facilita la inclusión y la integración social de las personas con carencias en este campo, por lo que ayuda al establecimiento del intercambio y el contacto humano, entendido este como un ocio compartido, potenciando no sólo los aspectos individuales sino también los sociales y relacionales. De esta forma, el ocio propicia el bienestar y la satisfacción personal. (pág.9)
Por último, en tanto que el ocio supone la puesta en marcha de actividades durante el tiempo libre de una persona, cumple la función, como bien se ha dicho anteriormente, de prevenir males que aquejan a la sociedad como la depresión, el aislamiento, alcoholismo, drogadicción, sedentarismo, etc. (Hernández Mendo, 2000, 15).
Educación para el Ocio
Desde el punto de vista de la ASC, según Hernández Mendo (2000), dicha función preventiva de conductas no deseadas, está completamente ligado a la formación de tiempos educativos que aborden dichas cuestiones. Y es que, es importante aclarar en primer lugar lo que se entiende como salud. Desde 1946, La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluía ya en este concepto no solo la parte física, sino también la parte mental y la social, como indispensables en el desarrollo de uno mismo (pág. 15).
Dentro de esos tiempos de educativos, la ASC busca en el ocio potenciar una sociedad más comprometida y participativa con su entorno. Por ello, Hernández Mendo (2000), apuesta “por una educación para el ocio que permita el aprendizaje de habilidades que favorezcan la imaginación, la creatividad y el placer de aprender a hacer cosas”. Asimismo, el ejercicio del ocio, debe incluir siempre los valores básicos de una persona en tanto que forma parte de una sociedad que a su vez, convive con otras personas. Lo cual, nos da la oportunidad de hablar de un ocio justo, ético e inclusivo. (pág. 3).
Bibliografía
- Babín Vich, F., 2007. Programa de Integración social a través del ocio. Madrid: Instituto de Adicciones de Madrid Salud.
- Universidad de Deusto, Máster de gestión y ocio (2016)
- Hernandez Mendo, Antonio (2000), Acerca del ocio, del tiempo libre de la animación sociocultural. Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 23. Universidad de Málaga. España
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